30 mar 2015

La llamada

Ha pasado ya otro mes y aquí llega una nueva entrega. Pufff, publico una vez al mes y eso si publico. Soy consciente del "abandono" del blog, pero hay motivos para ello (siempre los hay). Bueno el tema es que hoy toca relato. Este relato es especial porque no lo he escrito yo únicamente. Forma parte del ejercicio de Adictos a la escritura . Esta vez teníamos que escribir el relato junto a otra persona. A mí me ha tocado escribirlo junto a otra autora M. A. Álvarez , y ambos lo tenemos colgado en nuestros respectivos blogs . La verdad es que lo hemos llevado bastante bien. Primero decidimos cómo lo íbamos a escribir y después nos pusimos manos a la obra. Ha sido bastante agradable y la verdad es que no ha surgido ningún problema grave. Nos hemos llevado bastante bien y no hemos tenido que discutir ni nada. El método que empleamos fue escribir por fragmentos. Cada uno escribimos un fragmento y luego el otro tenía que continuarlo. Fue algo bastante creativo porque escribíamos un poquito a ciegas. Ninguno sabía cómo iba a continuar el otro y por eso ha sido aún más satisfactoria la experiencia. Cuando cada uno se encontraba con el nuevo fragmento, debía continuarlo sin tener un final determinado y eso nos dejaba mayor margen de libertad a la hora de escribir. También ha resultado interesante porque, como he dicho, ninguno sabía lo que tenía el otro en la mente hasta que vio su parte escrita, así que hemos tenido que acoplarnos a la historia según iba surgiendo. Y poco más, la verdad es que ha sido agradable la experiencia y es algo recomendable. Y como tengo que irme ya , os dejo el texto y como siempre, espero que os guste.

La llamada

La tarde no había sido nada especial. No tenía nada que reseñar en su diario. Empezó a escribirlo hace tres años. Generalmente siempre buscaba algo para apuntar en él, pues no le gustaba terminar la jornada poniendo para la posteridad: “Hoy no ha ocurrido nada interesante”. Sabía que si nada nuevo ocurría, esa noche tendría que volver a poner la dichosa anotación que ya había inmortalizado más de diez veces en los últimos días. Se encontraba de vacaciones en el pueblo de sus padres, y estaba resultando ser un verano aburrido. Como la vivienda que habitaba cada año estaba siendo reformada, ella se alojaba en la casa de unos amigos de la familia y de vez en cuando iba y venía para comprobar los avances de las obras. Poco más hacía en el día, mataba el resto del tiempo jugando a videojuegos clásicos. Estaba tentada de escribir que había derrotado al jefe de la mazmorra, pero al igual que no lo hizo en los días anteriores, éste día tampoco lo iba a hacer. Tampoco podía poner que había descubierto un lugar nuevo en el pueblo, pues mentiría, porque ya que lo conocía como la palma de su mano. Había pasado muchos veranos sola investigándolo. De repente, sonó su teléfono. Descolgó el aparato y escuchó aquella  misteriosa voz. Tenía un mensaje para ella y, una vez se lo hubo transmitido, colgó el teléfono sin darle tiempo para contestar.

El mensaje decía lo siguiente: “No creas que me he olvidado de lo que ocurrió. Sé que sigue ahí y haré lo que sea necesario para recuperarlo. Lo que sea”.